Paseaba por el
parque con mi hijo de 6 años en 2009 y me pidió que le comprara una bolsa de
gusanitos, la misma la adquirí por 20 céntimos. Como mi hijo se portó mal, en
lugar de dársela decidí vendérsela a
otra persona que pasaba por allí aprovechando que éste me ofreció 50 céntimos por la misma, posteriormente éste
la vendió a otra persona por un euro y así sucesivamente hasta que actualmente
la misma cotiza en torno a los tres millones y medio de euros.
Hablando con
unos y con otros éstos me comentan del gran negocio que hicieron , uno me
comenta que la compró por 30.000 euros y
la vendió por 60.000, otros se enfadan consigo mismos por haber dejado pasar
esa magnífica oportunidad de negocio, otro me comenta que la compró por 200.000
euros y la vendió por un millón de euros pero que se lamenta no haber esperado
un poco más pues ahora la podría vender por 3,5 millones que es la cotización
actual de la bolsa de gusanitos.
Ahora muchos ya
no saben si comprar la misma por 3,5 millones de euros pues son conscientes de
que harían el ridículo si la compraran y luego no fueran capaces de venderla
por un precio superior. Algunos han decidido organizarse y han pensado que se
juntan 1.000 personas cada uno pondría 3.500 euros y si consiguen venderla por
5 millones ganarán fácilmente 1.500 euros cada uno. Si Vd decide comprar y gana,
pensará que es Vd. muy listo, y lo
contará a todo el mundo, si pierde, pensará que no lo es tanto y procurará que nadie
se entere, pero la realidad será que su éxito o fracaso no dependerá de su
inteligencia, sino del Azar, un Azar que aunque a simple vista le ofrezca
un 50% de probabilidades, la realidad es
que son muchas más las probabilidades de perder que las de ganar.
Cuando
nacieron las criptomonedas lo hicieron sobre la idea de convertirse en un medio
de pago que fuera aceptado entre particulares sin necesidad de tener cuenta
bancaria y sin intervención de ninguna entidad financiera. La transacción se
hace entre particulares exclusivamente por medios electrónicos. El bitcoin incumple la primera regla necesaria para que un medio de pago sea generalmente
aceptado: y no es otra que tener un valor estable. La única utilidad que tiene es venderlo a otra
persona, pero ésta sólo la comprará si
piensa que después lo podrá vender con beneficios, y como ocurre siempre con
este tipo de “negocios” piramidales, el último que llegue se tendrá que comer
los gusanitos.
No se ciegue
por los comentarios maravillosos sobre la
tecnología del Blockchain que soporta las criptomonedas, pues es posible que
lleven mucha razón, pero no confunda esta idea revolucionaria de
envío y depósito de dinero, con lo que
realmente es una moneda y por tanto las únicas criptomonedas que pueden ser
útiles en el futuro serán el cripto-euro, el cripto-dólar, el cripto-yen, el
cripto-Yuan o cualquier otra que sea emitida por un Banco Central, pues cumplirán el requisito imprescindible de tener el mismo
valor que su homónimo impreso en papel.
Y si Vd. amigo
lector piensa que le estoy tomando el pelo con este artículo al afirmar que una
bolsa de gusanitos puede valer 3,5 millones de euros les diré que cuando nació
el Bitcoin en 2009 se le asignó un valor inicial de 0,001 Dólares, por lo que hoy día esos 280 bitcoins que me
hubieran costado los gusanitos, valdrían 3,5 millones de euros al momento de redactar
este artículo.
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